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Fake News sobre el registro horario

26 febrero, 2020
Fake News sobre el registro horario
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Como sabe todo periodista, una “fake news” no es necesariamente una mentira, sino que puede ser una verdad parcial tan sustraída de su contexto que contradiga la realidad. Es chocante la cantidad de “fake news” que está provocando la regulación del registro obligatorio de la jornada laboral, y aún sorprende más cuando éstas se leen en medios que gozan de predicamento.

En un artículo reciente publicado en el económico Cinco Días bajo el título “Registro horario: frente a la coerción, flexibilidad para impulsar el crecimiento” se vierten tales inexactitudes y opiniones parciales que merece una respuesta porque la “demagogia social” que alarma al articulista no debe amortizarse con una demagogia supuestamente elitista de ‘buenismo empresarial’.

Comienza el artículo manifestando que “Cuando los cambios circulan a enorme velocidad e intensidad, imponer modelos de gestión más próximos al siglo XIX no parece ser la mejor solución para impulsar el crecimiento económico y la creación de empleo que nuestro país necesita”.

Falso. Precisamente en la era del ‘big data’ y de ‘analytics’, medir nunca puede ser considerado un retroceso sino una puerta abierta a la mejora. La única manera de evaluar qué se está haciendo bien y en qué se puede mejorar es a través de la obtención fiable de datos precisos, y esto es precisamente lo que aportan las herramientas de registro horario.

Continúa diciendo que “La ley que obliga a fichar a los trabajadores se basa en el principio de desconfianza y, por tanto, atenta contra un valor clave para la productividad y la competitividad de las empresas: el compromiso de sus empleados”.

Doblemente falso. En primer lugar, como todo el mundo sabe menos, al parecer, el autor del artículo, la ley se basa en el hecho comprobado y continuado de un fraude histórico en nuestro país en la contabilización y pago de horas extras que no solo perjudica a los trabajadores sino a las arcas del estado. No todos los empresarios son modélicos, desgraciadamente, y la prueba de que la norma era necesaria es que entre julio y diciembre de 2019 el tiempo de trabajo sin retribuir por encima de la jornada pactada cayó un 13,3% respecto al mismo semestre de 2018, según el INE. Justo el período en el que estuvo vigente la obligación de registrar todas las horas que trabajan los empleados y tener ese registro horario a disposición de la Inspección.

Y falsa también la afirmación de que “atenta contra el compromiso de los empleados.” Muy al contrario, el registro de jornada puede y debe verse como una herramienta de motivación por varias razones: Favorece la autonomía en muchos trabajos permitiendo modelar agenda y prioridades; favorece la autocrítica y la mejora del trabajador con datos contrastados sobre aquello en lo que es más productivo y en lo que menos para que pueda reclamar formación; permite al empresario asignar tareas y funciones de manera más ajustada y evita la inequidad en las cargas de trabajo.

Claro que estamos hablando de una sociedad tecnológica donde el registro horario solo es una de las funcionalidades de los sistemas de control horario actuales, a los que un departamento de recursos humanos puede sacar mucho rendimiento.

 

La digitalización es para todos  

Pero el autor del artículo sigue erre que erre identificando la medida con el siglo XIX, como si el legislador no usara el móvil o escribiera sus decretos a mano: “Esta ley deteriora e interrumpe la tendencia innegable en la actualidad hacia modelos de trabajo que no se rigen por contratos indefinidos y corsés horarios, sino por un compromiso con los resultados y una flexibilidad laboral que estimula al profesional para hacer valer su talento y ponerlo, junto con su esfuerzo y su buen hacer, a disposición de la empresa. (…)  La digitalización lo ha inundado todo, y hoy día es posible trabajar a pleno rendimiento sin estar en la oficina”.

¡Oh!, hemos descubierto el teletrabajo y la flexibilidad. Pero el legislador también lo conoce, y ante las dudas de si el registro horario era compatible o no con los horarios flexibles y el teletrabajo, la Guía sobre el Registro de Jornada del Ministerio de Trabajo explicó: “En relación con modos de organización del trabajo que se basan en fórmulas de flexibilidad del tiempo de trabajo y de distribución irregular de la jornada, incluido el trabajo a distancia o teletrabajo y horarios flexibles del trabajador, el registro diario de jornada ni obsta su operatividad ni constituye impedimento alguno a su continuidad o ampliación, considerándose un elemento que garantiza la acomodación a las necesidades empresariales y a los intereses de conciliación de los trabajadores, familiares o de otro tipo”.

El registro horario de jornada no es contrario a la flexibilidad horaria sino al contrario: la flexibilidad justifica el esfuerzo en el cumplimiento de las normas sobre jornada máxima y horas extraordinarias, y muy particularmente aquellas sobre cumplimiento de límites de jornada y de registro de jornada diaria. ¿Debemos recordar las mil maneras de “fichar” en la nube, desde una ‘tablet’ o un teléfono? Los sistemas presenciales son solo una parte de la múltiple oferta de herramientas adaptables a todo sector y cualquier volumen de negocio.

El control horario no significa necesariamente fichar a la entrada del trabajo en este siglo, aunque para grandes empresas y fábricas pueda ser el sistema adecuado. Lo que sí es necesario es un sistema de control, porque cuando no lo hay el Estado pierde dinero, el trabajador pierde derechos y el empresario pierde efectividad en sus recursos.

Dejamos para el final una afirmación del citado artículo que ya pertenece casi al territorio de la broma. El adalid del talento libérrimo manifiesta, a propósito de la tan traída y llevada “sentencia del café” que “las ideas brillantes no solo surgen durante las ocho horas de la jornada laboral. La mente humana es dinámica y las ideas fluyen en cualquier momento y lugar; tal vez, precisamente, mientras uno se toma un café o se fuma un cigarrillo… Si existe libertad, confianza, tecnología y recursos, estaremos alimentando la innovación más que con desconfianza, control y coerción”.

Tal vez las ideas surjan más a menudo frente a un castizo carajillo, pero si hay libertad y tecnología, y para que no deje de haber recursos, más vale que haya control. Y si la confianza va en dos direcciones, no parece serio poner pegas a una regulación pensada para el grueso de unos empleados que siguen presentando miles de reclamaciones por horas extras impagadas que dañan sus bolsillos, su flexibilidad, su salud y las arcas del Estado. La inspección de Trabajo lo sabe y está bastante satisfecha con una herramienta como la del registro horario que, aplicada por un empresario inteligente e innovador, le permitirá también mejorar la productividad ajustando recursos y contrataciones.

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