Tras la obligada implantación del teletrabajo en remoto durante la pandemia (de otra forma, las empresas no hubieran subsistido) y una vez regulada la modalidad laboral en nuestro país, es el momento de analizar si su permanencia más allá de circunstancias excepcionales interesa por igual a todas las partes implicadas.
Los especialistas de laboratorio fantasean con un nuevo paradigma que incluirá sin duda la Inteligencia artificial, la presencia virtual y la robotización de las labores mecánicas, pero conviene mirar a la realidad de nuestro país y a la mentalidad de sus trabajadores, directivos y empresarios para tener una idea cabal de la evolución de las relaciones laborales. No olvidemos que, en España, solo un 4,8% de la población activa estaba en un modelo real de teletrabajo en 2019, en empresas que se habían decidido por ese modelo realizando el debido tránsito cultural y logístico.
En abril de 2020 se alcanzaba el 34% de los empleados trabajando en remoto, según el estudio del Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE).
Un año de experiencia forzosa ha permitido comprobar las ventajas y desventajas del modelo a empleados y directivos españoles, que ahora recomponen sus deseos marcados por una cultura distinta a la de vecinos europeos que ya estaban acostumbrados al trabajo completo en remoto o alternado con el presencial (modelo híbrido).
El 36% de los empleados prefiere trabajar desde casa tres días a la semana y el 32%, solo dos días. Únicamente el 12% siempre haría teletrabajo en remoto y un 4%, nunca.
El empleado opta por el modelo híbrido antes que el teletrabajo en remoto
Las principales ventajas descubiertas por los empleados en el teletrabajo en remoto han sido evitar desplazamientos y una mayor flexibilidad horaria para conciliar. Pero pasada la situación excepcional, muchos admiten que sobrellevaban mejor desplazarse diariamente que estar encerrados ocho horas en su vivienda sin un espacio ni una logística adecuados, y que prefieren volver a la oficina porque trabajar en remoto ha desequilibrado otros aspectos de su vida. En la actualidad se decantan por un modelo híbrido, como explica la profesora del IESE Business School Mireia de La Heras en el diario La Vanguardia. La profesora analizó la implantación del teletrabajo en 11 países, incluido España, tras el estallido de la pandemia, y constató que todos los grupos de edad se inclinaban por el modelo híbrido como opción preferida: el 36% de los empleados prefería trabajar desde casa tres días a la semana y el 32%, solo dos días. Únicamente el 12% trabajaría siempre en remoto y un 4%, nunca. “La gente quiere ir dos o tres días a la oficina para sociabilizar. Los empleados ya no quieren sentirse atados a una presencialidad diaria», recalca la docente.
Un 47% de los directivos españoles sondeados manifiesta que, pasada la emergencia sanitaria, no tiene intención de permitir el teletrabajo “en absoluto”
Sus jefes les prefieren en la oficina
Visto que el empleado medio quiere quedarse con “lo mejor de los dos mundos”, acudiendo unos días de la semana a su centro de trabajo para no perder el sentido de pertenencia y quedándose otros en casa, ¿por qué modelo se inclinan sus jefes una vez superada la pandemia?.
El banco suizo UBS ha realizado una encuesta entre 675 altos ejecutivos de cinco europeos (España, Reino Unido, Alemania, Francia e Italia) que indica por dónde van los tiros: Los directivos españoles son los que más se oponen de Europa a que sus empleados continúen en sus casas. Un 47% de los directivos españoles sondeados llega a manifestar que, pasada la emergencia sanitaria, no tiene intención de permitir el teletrabajo “en absoluto”, mientras que entre sus colegas europeos esta opinión tan radical no supera el 41%.
Una situación como las que quiere ese 47 % nos devolvería al momento anterior a la pandemia y habrá que seguir con mucha atención la implementación real del teletrabajo cuando se asienten las costumbres y el fantasma del Covid haga su mutis definitivo. Porque para un 38% de estos directivos españoles, la oficina es un parte importante de la cultura corporativa de sus empresas, y el 88% considera menos productivo el trabajo en remoto.
Entre los que permitirán a sus empleados trabajar en remoto, la mayoría habla de una semana mixta, la mitad en la oficina y otra mitad en el hogar.
Las culturas no se imponen en un año, por muy especial que éste sea, y es revelador que, aunque escuchamos que “el teletrabajo ha llegado para quedarse” como un soniquete, en España haya más empresas con gran parte de su plantilla acudiendo ya a la oficina que en compañías británicas o alemanas, donde permanecen porcentajes más altos en teletrabajo.