Aunque son conceptos diferentes, el registro de jornada y el control horario de empleados están muy ligados en la vida de las empresas desde que el Decreto-ley 8/2019 entró en vigor el 12 de mayo haciendo obligatorio registrar el inicio y fin de la jornada laboral de todos los empleados, sea cual sea su tipo de contrato.
La Administración no ha especificado el formato para recoger este registro horario de los trabajadores pero muestra su preferencia por sistemas informatizados o automatizados, más difíciles de manipular y que facilitan el almacenamiento y la gestión de los datos personalizados.
Como ya sabemos, la empresa debe conservar esos registros durante cuatro años y tenerlos en ese lapso de tiempo a disposición de los trabajadores y sus representantes, lo que refuerza la mayor idoneidad de sistemas de registro informatizados que generen esos informes cuando se reclamen.
El decreto 8/2019 también modificó la Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social añadiendo la ausencia de registro de jornada como motivo de infracción «grave» con multas desde los 626 hasta los 6.250 euros según su grado para la empresa que incumpla.
El punto de vista empresarial y el de los empleados
Hasta aquí lo relativo a la ley, pero además la óptica empresarial no debe olvidar que los trabajadores son su recurso más importante, y para mejorar los niveles de productividad es también beneficioso contar con un sistema que garantice el buen control de todos los factores que intervienen en los resultados.
El control horario de los trabajadores está directamente relacionado con la productividad y los resultados de una compañía y los sistemas de control de empleados son herramientas que ayudan a llevar un seguimiento riguroso de las horas reales trabajadas, ayudan a combatir el absentismo laboral y también a contabilizar adecuadamente las horas extra de cada trabajador, por lo que tanto empresa como empleado se benefician de su instalación.
El empresario español debe aprovechar las ventajas de un control horario que, además, le proporcionará información veraz de cuánto trabajan sus empleados y de su productividad, ayudándole a racionalizar la contratación en función de sus objetivos.
En las primeras semanas transcurridas desde la vigencia del registro obligatorio se ha alegado por un sector empresarial la complejidad técnica y el coste de un control horario generalizado pero hay más de sesenta empresas en España que ofrecen los equipos y software necesarios para cada caso y que, gracias al régimen de alquiler, posibilitan ensayar distintos sistemas hasta dar con el más adecuado, incluyendo aplicaciones móviles con las que se pueden controlar los horarios desde cualquier smartphone.
Para los empleados, un control horario bien implementado (que además debe ser pactado con ellos) significará alejarse del actual caos laboral donde se estiman más de 6 millones de horas semanales trabajadas de manera irregular y sin posibilidad de ser demostradas ni cobradas y que tampoco se cotizan a la Seguridad Social con el correspondiente quebranto de las arcas públicas.
Llevar al día el cobro de las horas extraordinarias, las vacaciones, la creciente adopción de horarios flexibles para la conciliación familiar o simplemente las reducciones de jornada previstas por ley en algunos casos puede suponer un verdadero galimatías sin un sistema profesional de control horario de los empleados.
Si el empresario persigue ajustar sus recursos humanos a las necesidades reales de su compañía, necesita un sistema que contemple una amplia diversidad de casos distintos dentro de la empresa que pueda llegar en las más pequeñas a la casuística personalizada. Para este fin, el control horario de empleados es una herramienta insustituible que cubrirá sus obligaciones legales y le permitirá encaminar sus recursos humanos hacia una mayor productividad dentro de un clima de trabajo armónico, justo y equilibrado en su empresa.