Se ve que la instalación de un control de acceso biométrico es sencilla aunque hay personas especialmente dotadas para los trabajos manuales y otras que, por muy claras que sean las instrucciones que vienen con un aparato (o un simple mueble de Ikea), siempre terminan la mañana del domingo dedicada a su montaje con un tornillo de menos o de más en la mano preguntándose porqué aquello no funciona si se han seguido todos los pasos de la guía «rápida», varios tutoriales de youtube la pintan bastante factible, pero para los menos hábiles, las empresas especializadas en estos sistemas recomiendan técnicos y también asesoran telefónicamente a quienes se decidan a instalarlos por su cuenta.
Normalmente, un control de acceso (o de acceso y asistencia) nos llegará con estos componentes:
- Software descargable.
- Cable de corriente.
- Cables de instalación y de conexión a internet.
- Aparato biométrico (lector y programador) con puerto usb para que se puedan exportar a la aplicación del ordenador que proporciona el software sus registros.
- Chapa magnética conectada al lector biométrico (que se desconecta 5 segundos para dar acceso a la persona autorizada)
- El kit puede incluir también, según los sistemas, un botón de salida que, conectado al sistema, se pulsa desde el interior del recinto y abre la puerta.
Verdaderamente no es muy difícil, una vez instalado el sistema, dar de alta a una persona. Se le atribuye un código, se le pide aplicar la huella dactilar tres veces y se da a «enter». Para el reconocimiento facial se hace igualmente que mire tres veces en un cuadrante de la pantalla y después se da a «enter».
Una vez registrada esa persona, el control de acceso y asistencia biométrico lo incluye en su base de datos y ya puede entrar y salir sin contratiempos.
Además, en el caso de los controles de asistencia, el registro de esta persona permitirá guardar su hora de entrada y salida al recinto, y las incidencias que cada sistema proporcione según su software. El de Cucorent registra la hora de entrada y salida de cada empleado, diferencia entre las vacaciones planificadas, pendientes o disfrutadas» gestiona incidencias y pausas e incluye la función de «redondeo» para poder ajustar las horas extra.
El control de acceso biométrico se impone por su fiabilidad
Todo equipo biométrico mide e identifica alguna característica propia de la persona como huellas digitales, reconocimiento del iris, geometría de la mano, reconocimiento visual y otras técnicas.La medición biométrica considera en la actualidad como el método ideal de identificación humana y las más utilizadas en controles de acceso y asistencia son la huella dactilar y el reconocimiento facial. El secreto de su éxito está en su fiabilidad científicamente probada. Vemos los casos de la huella dactilar y el reconocimiento facial.
- Huella dactilar: El patrón que siguen las líneas y surcos de una huella se puede clasificar según tres rasgos mayores: arco, lazo y espiral. Cada dedo presenta al menos una de estas características. Por otro lado, en determinados puntos las líneas de la huella dactilar se cortan bruscamente o se bifurcan. Estos puntos reciben el nombre de «minucias», y juntos suman casi el 80% de los elementos singulares de una huella. Todo esto da lugar a un patrón complejo único para cada individuo, distinto incluso en gemelos idénticos. Se estima que la probabilidad de que dos personas tengan las mismas huellas dactilares es 1 entre 64.000 millones.
- Reconocimiento facial: Los sistemas de reconocimiento facial son capaces de distinguir entre el fondo y la cara. El sistema hace uso de los picos, valles y contornos dentro de un rostro (los llamados «puntos duros» del rostro) y los trata como nodos que puedan medirse y compararse contra los que se almacenan en la base de datos del sistema. Hay aproximadamente 80 nodos en un rostro de los que el sistema hace uso (entre ellos, el largo de la línea de la mandíbula, profundidad de los ojos, distancia entre los ojos, forma del pómulo, anchura de la nariz…). El método más común utiliza una cámara para capturar una imagen de nuestra cara, que analiza en función de «puntos clave» como la distancia entre los ojos o la anchura de la nariz, que son inamovibles.