Ante la próxima supresión del cambio de hora, el Presidente de ARHOE (Asociación para la Racionalización de los Horarios Españoles) explica la opción más beneficiosa para la productividad y opina sobre flexibilidad y conciliación.
(José Luis Casero, Presidente de ARHOE)
¿Qué originó el cambio de hora en Europa y qué lo va a hacer desaparecer?
Con la crisis energética de los años 70 se pensó que el cambio de hora iba a suponer un ahorro energético. Hoy, la propia Unión Europea reconoce que ese ahorro es marginal pero el impacto negativo del cambio de hora sobre la salud es mayor de lo que pensábamos: problemas de sueño, depresiones, y en algunos países se ha registrado hasta un 20 % por ciento más de accidentes trafico en las primeras semanas del cambio de hora.
En España se ha mezclado el debate sobre el cambio de hora con el desajuste de nuestro uso horario.
El uso horario de España está desfasado en una hora sobre GMT por una orden de Franco de 1940, y corregirlo es competencia exclusiva del Gobierno español. ARHOE no entra ahora en eso para no confundir a la opinión publica. El debate que nos importa es el que surge de la consulta que ha lanzado la Comisión Europea a los ciudadanos de Europa el pasado julio sobre qué les parecería suprimir el cambio horario, partiendo de una propuesta finlandesa de febrero. Ese es el debate que está de actualidad porque viene impuesto por Europa y la supresión del cambio horario para 2020 parece imparable.
Todas las fuerzas políticas españolas contemplan en sus programas la supresión de cambio horario y el Gobierno español ha anunciado la creación de un comité de expertos al respecto.
¿ARHOE es partidaria del horario de invierno o el de verano?
Es más preciso hablar de horarios «de marzo» y «de octubre», los meses en que cambiamos la hora.
Nosotros apostamos por el de Octubre por su mayor equilibrio horario y tener un desfase de solo una hora con nuestra posición natural. Que amanezca más temprano y anochezca un poco antes. Quienes defienden el de marzo olvidan que en una ciudad como Madrid amanecería a las 9´30.
Ya dice la Sociedad Española del Sueño que la productividad se activa con la luz natural. Por tanto, es malo para los empresarios que los trabajadores se incorporen de noche y también afecta al rendimiento educativo que los escolares empiecen de noche.
Una vez acreditado que suprimir el cambio es bueno y que los europeos se han manifestado a favor, nosotros pedimos sencillamente no cambiar el reloj en marzo del año que viene.
Con cambio de hora o sin él, España presenta un déficit de productividad.
Tenemos que reformar nuestro modelo socioeconómico productivo. ¿Por qué somos la cuarta economía de Europa y la octava en productividad? ¿Por que está España en la mitad inferior del último ranking de productividad-hora?.
¿Es que somos más tontos?. No. Es que perdemos tiempo. Nos quejamos de horarios larguísimos pero no hacemos nada. Si queremos ser europeos en todo, tenemos que ir desayunados al puesto de trabajo, almorzar antes… ¿Por qué dos horas de almuerzo cuando se tarda 30 minutos en comer? Todo eso nos roba tiempo de ocio y de vida. Los directivos se ven obligados a almuerzos largos porque les va en su sueldo, pero no deben arrastrar a sus equipos técnicos a una jornada de directivo.
¿Qué horario considera racional para una empresa estándar?
Muchas aplican la jornada intensiva en verano y no afecta a sus resultados. ¿Por qué no hacerlo todo el año?. La intensidad exigible al trabajador tiene que acompañarse de la ventaja de restarle horas, pero así mejorará su productividad-hora.
No es lo mismo un hospital, que un restaurante o una fábrica, pero en general veo razonable incorporarse entre las 6:45 y las 9:45 de la mañana, según la función que se cumpla. Y salir entre las 3 y las 6 de la tarde como máximo, dependiendo del número de horas de cada trabajador.
Una persona que entra a las 10, a las 5 de la tarde ya es menos productiva porque no somos máquinas.
¿Un horario razonable es siempre flexible?
La igualdad es tratar desigualmente situaciones desiguales. Y la flexibilidad permite tener un horario bueno para las personas y para la empresa atendiendo las situaciones particulares, porque no es lo mismo una persona de 30 años sin hijos que con cuatro. Flexibilidad no es «entro a las 10 y salgo a las 12» con el mismo salario porque el salario corresponde a una actividad y un número de horas. Lo que permite la flexibilidad es organizar la unidad familiar y que, por ejemplo, una pareja se reparta para llevar y traer a los hijos del colegio, que tiene un horario incompatible con los de una oficina, sin dejar por ello de hacer sus horas. Es una cuestión de confianza mutua pero también de medición, porque en la empresa se desarrolla una prestación laboral «bajo el poder de dirección» y ser director es marcar objetivos, dar medios y controlar.
¿Cada trabajador debería tener su propio horario?
No va a haber 6.000 millones de horarios, uno por persona, pero no todo el mundo es igual, ni su actividad y su situación personal son idénticas. Se podrían tipificar horarios y que hubiera otros más estandarizados, pero la conciliación es un derecho fundamental reflejado el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, al que estamos sometidos. Y es innegociable.
Lo que haga cada cual con su tiempo libre es cuestión suya y si logramos que la gente salga a las 5 de la tarde, puede que se beneficie el comercio o la vida familiar. Lo que sí podemos hacer ahora es trabajar para que mejore el modelo organizativo de este país.
¿Cree que se implantará la flexibilidad de horarios laborales en España mientras no sea obligatoria?
Si la prohibición de fumar se hubiera apoyado solo en medidas de sensibilización, se seguiría fumando en los hospitales y en el metro.
Nosotros pedimos que la flexibilización horaria se aborde seriamente, dentro de los convenios colectivos o por una ley marco.
El 16 de Diciembre de 2016 la ministra Fátima Báñez anunció el Pacto Nacional para la Racionalización de Horarios. Un año y medio después no se ha hecho absolutamente nada, y la sociedad penaliza más al político que no toma decisiones que al que las toma aunque se pueda equivocar. La flexibilización no va a suponer nunca un error y tanto patronal como sindicatos estarían de acuerdo en tomar medidas. Es el momento de que una ley pactada lo marque. Nosotros ya trasladamos a todas fuerzas políticas un documento con 50 medidas para fomentar la conciliación.
¿En qué consiste el Sello Horarios Racionales promovido por ARHOE?
Pretendíamos que lo hiciera el Gobierno, pero en 2016 no había Gobierno sino muchas elecciones, así que como una iniciativa de la sociedad civil lanzamos el SHR, que es una norma técnica para ayudar a las empresas a racionalizar horarios y facilitar políticas de conciliación.
Muchas empresas planean hacerlo pero no saben cómo, y seguir los requisitos del sello, que está auditado por TÜV Rheinland, les facilita esa labor. Obtener el sello permite decir a la sociedad que esa empresa cumple con unos parámetros de racionalización de horarios y es productiva y respetuosa con los horarios de su trabajadores.
También trabajamos en ARHOE para que los gobiernos tengan en cuenta a estas empresas en sus concursos y obtengan algún tipo de rebaja fiscal, lo que animaría a otras a sumarse.
Como empresa especializada en medición y control de accesos y presencia, Cucorent, apoya esa racionalización que a todos conviene.
Se trata de hacer un uso inteligente del tiempo, sin olvidar unas reglas de juego comunes de presencia. Ya no estamos en la etapa industrial clásica de fichar todos a la misma hora. La optimización del tiempo irá hacia otro lado en los nuevos tiempos tecnológicos.
Solíamos hablar de «los tres ochos»: 8 horas de sueño, 8 de trabajo y 8 para lo demás, pero vamos hacia un paradigma diferente donde en vez de «los tres 8» habría que hablar de «las cuatro D».
¿Cuáles son esas cuatro «D»?
Partimos de la «D» de Descanso, en el que ya no es tan claro hablar de ocho horas de sueño porque algunos estudios hablan de entre seis y media y ocho horas y los adolescentes necesitan más tiempo que los adultos. Después están la Dedicación (el tiempo físico en tu empresa, de contacto humano), la Disponibilidad (marcar un número de horas para atender una serie de asuntos), y la «D» de Desenganche (cuando se apaga el móvil y se desconecta).
Es importante la desconexión digital cuando la gente termine su jornada laboral, ya sea en casa o fuera, y hace falta una educación por ambas partes en este sentido para que esas jefas y jefes que ponen mensajes pidiendo algo a las 12 de la noche estén de acuerdo en que se trata de recordatorios para el día siguiente, no de temas para atender en ese momento. La tecnología no debe significar que estemos las 24 horas abiertos. De esa sociedad yo me bajo. No quiero ese futuro para mis hijos porque, repito, no somos máquinas sino personas. Con los métodos de medición y los software actuales se pueden hacer las cosas mejor.
Ese cambio de paradigma ayudaría también a combatir el presentismo…
Hay que empezar a tener en cuenta el talento de los buenos. Yo soy empresario y quiero contratar talentos, no gente que me haga compañía sino que trabaje rápido y bien para poder ganar dinero. Lo único que hace ese presentismo es cansar a las personas y premiar al inútil.
Centrándonos en la productividad y en los objetivos nos acercamos a ese país moderno que queremos, donde todos tengamos tiempo para trabajar, para vivir y para descansar.