Los proveedores de sistemas de control de accesos y presencia llevan muchos años testando su eficiencia y seguridad, ajustándose a los estándares de calidad y explicando los requisitos necesarios para que su función se desarrolle de acuerdo con las normas y con la mayor calidad.
Toda esta experiencia previa en el desarrollo tecnológico beneficia a empresarios de todas clases (autónomo, pyme o gran empresa) que voluntariamente han instalado ya un sistema viendo las ventajas de controlar los horarios de los trabajadores y a los que ahora se ven en el imperativo legal de hacerlo.
Los dos sistemas biométricos más extendidos (su nombre viene del griego bio (vida) y metron (medida) y utilizan parámetros físicos únicos de cada persona para identificarla) son los lectores de huella dactilar y los dispositivos de reconocimiento facial.
Los dos métodos proporcionan ventajas y su fiabilidad es pareja. El control por huella dactilar impide que tal parámetro físico se extravíe como pasaría con una tarjeta de acceso, y también evita que un trabajador pase por otro el control horario. En cuanto al reconocimiento facial, es la opción preferida en industrias cuyo personal deba trabajar con guantes (limpieza) y empresas sanitarias que precisan el máximo nivel de asepsia, por ejemplo.
¿Qué tecnología elegir para el control de horarios?
El acierto en la elección de un sistema depende de distintas variables. Cada tecnología encontrará sus condiciones óptimas según las actividades que se desarrollen en el centro y las condiciones ambientales para asegurar el mejor rendimiento del sistema de control horario.
Los sistemas biométricos con lectura de huella dactilar no son los más apropiados en lugares o puntos de control con mucho tráfico de personas, ni para áreas de personal operativo que trabaje con sustancias grasas, corrosivas, en ambientes extremos como minas, túneles, talleres, etc. Pero son muy apropiados para acceso a sitios de alta seguridad generalmente restringidos como cuartos de control o data centers, bóvedas, subestaciones eléctricas o centrales de monitoreo.
Por su parte, las tecnologías de reconocimiento facial son más efectivas en ciertas condiciones de espacio y de iluminación.
El auge del reconocimiento facial como sistema de control es espectacular debido a su altísimo desarrollo en otros campos. Será el sistema elegido en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 para el control de accesos a sus 43 sedes. En la hostelería, el consejero de Meliá Gabriel Escarrer acaba de mostrarse volcado en la digitalización de sus centros recordando que «las autoridades de inmigración en Estados Unidos van a ser pioneras en estos avances que evitarán los procesos muchas veces farragosos en aeropuertos con mucho tráfico. No me extrañaría que en menos de cinco años ya no haga falta ir con pasaporte porque habrá un reconocimiento facial que identifique rápidamente quién eres y tu historial». Chile ha implementado en las ciudades de Santiago y Antofagasta un sistema de televigilancia móvil basado en reconocimiento facial que a partir del próximo año se extenderá a todo el país y la cadena de supermercados Carrefour ha comenzado en Rumanía un proyecto piloto con reconocimiento facial.
Los ejemplos no dejan de sucederse, pero tal vez el más llamativo sea el de la automovilística Volvo, que va a incorporar en 2020 a todos sus vehículos cámaras que analizarán los movimientos de los ojos para medir la distracción del conductor y “monitorear comportamientos que pueden provocar lesiones graves o la muerte»
Como vemos, la fiabilidad de los sistemas biométricos disfruta de una permanente actualización fruto de investigaciones públicas y privadas para cuestiones de seguridad, por lo que necesitan ser testados sin descanso.
Obtención de los datos biométricos y compatibilidad de los sistemas
A la hora de aplicar un sistema de control por huella dactilar o por reconocimiento facial hay que atender a su regulación en la Ley de Protección de Datos española y en el Reglamento General de Protección de Datos Europeo, que requieren «determinar y justificar la finalidad para la que se recaban los datos biométricos y la proporcionalidad del sistema biométrico propuesto, que ha de ser adecuado, pertinente y no excesivo”. Es preceptivo informar previamente al usuario y obtener su consentimiento. Además, el Reglamento Europeo exige al responsable de tratar esos datos personales que adopte «políticas internas que cumplan los principios de protección de datos desde el diseño y medidas para dar transparencia a las funciones y el tratamiento de datos personales, permitiendo a los interesados supervisarlo y a su responsable crear y mejorar elementos de seguridad”.
En conclusión, partiendo del respeto a la Ley en su implementación, una vez cumplidos los requerimientos legales, consentida la toma de datos biométricos e informado el interesado, no existe invasión de intimidad y será la particularidad de los centros de trabajo lo que hará más recomendable elegir uno u otro sistema biométrico, que no son excluyentes. Recordemos la compatibilidad de sistemas, ya que los lectores de reconocimiento facial que proporcionan empresas especializadas como Cucorent permiten combinar varias tecnologías a la vez: biométricas, digitales e incluso teclados para introducir un PIN.